Easter Vigil, 68 Baptisms in Dollo, Maban, South Sudan
68 Bautismos durante la vigilia pascual, Dollo, Maban, Sudán del Sur
"... debido a la situación que se vivía en el país, muchos padres acabaron estrangulando a sus hijos porque no podían alimentarlos. Hubo niños que se rindieron ante esta situación y se entregaron a las fuerzas del LRA (Lord's Resistance Army) o del Ejército del Gobierno, convirtiéndose en niños soldado. Otros padres, ante la desesperación, se suicidaban. En mi familia hemos podido disfrutar de la mejor madre posible y, a pesar de las dificultades, por muy duras que hayan sido, siempre nos decía: ‘Esto no va a durar para siempre’. De ella aprendimos que la solución no era tomar las armas e hicimos el compromiso de jamás aprender a utilizar una pistola o un fusil."
"... llegué a ser un objetivo tanto del Ejército como de los rebeldes, que me veían como un enemigo. En ese momento, mi inspiración fue mi madre, que nos decía que no fuéramos un dolor más para la sociedad, sino que debíamos ser constructores de paz."
"Pero el mayor desafío es ser víctima y al mismo tiempo activista de la paz. Quizás es ser fácil ser activista por la paz sin habersido víctima. Pero hay un conflicto emocional enorme cuando uno es agente de la paz y, al mismo tiempo, víctima. Recuerdo un día en el que fui a hablar a un grupo de muchachos que habían sido secuestrados y me contaban sus historias: de cómo les habían cogido, cómo les habían atado, cómo les habían llevado a la selva y les habían obligado a secuestrar a otros niños. Y uno de ellos empezó a hablar de mi región, de mi zona, y comenzó a hablar de cómo un día habían ido a mi pueblo y habían atado a una persona mayor a la que dejaron allí y se habían llevado a otra persona más joven. Me di cuenta de que estaba hablando de mi hermano, el que había sido secuestrado. En ese momento fue muy difícil darme cuenta de que tenía delante al que había sido forzado a secuestrar a mi hermano. No pude continuar, perdí el control, suspendí la reunión, me fui acasa y no pude hablar con nadie, con mi padre, con mis hermanos… No sabía si tenía que decírselo o no. Al final decidí que no tenía que decírselo, pero me quedé dos días pensando qué hacer con ese chico que era el secuestrador de mi hermano que todavía no ha vuelto. ¿Debía vengarme? Por supuesto que la respuesta fue no. Se me ocurrió que lo mejor que podía hacer era pedirle que trabajara conmigo. Sin decirle que sabía que era el secuestrador de mi hermano le ofrecí trabajar conmigo en AYINET y ser consejero de otros jóvenes que habían pasado por la misma situación. Eso fue lo que me salvó, traerlo para que fuera compañero mío, para que trabajara conmigo. Nunca se lo he dicho ni a él ni a mi familia, no lo saben. Ha sido muy muy difícil pero, al mismo tiempo, ha sido una experiencia de sanación, liberadora."
"Para mí haber nacido en esta situación no me hace más pequeño, sino que considero que hay una razón detrás de todo esto, detrás de mi historia, que me hace ver que no estoy solo y que este reconocimiento ha llegado en el momento oportuno, en un momento en el que los temas globales en cuanto a la religión están candentes. La religión no es lo que se presenta en algunos contextos como promotora de guerra, violencia u opresión, sino que la religión es un camino de ternura, de unidad, de apoyo, como nos enseñó Daniel Comboni."